Hoy prefiero dedicar un espacio de reflexión sobre las redes sociales en lugar de explorar las nuevas herramientas que surgen diariamente. En este sentido, creo que crear una mayor riqueza en el ejercicio de nuestras profesiones, y en la vida en general, es posible a partir de poder detenernos a pensar sobre el contexto, y ver que nos depara el camino.
El libro Las redes invisibles de Sebastián Robles me parece una bocanada de aire fresco. Para mi constituye la combinación exacta de la propuesta temática de mi blog, y es entender la dinámica que se genera entre el mundo Social Media y lo ficcional, ya sea desde las herramientas como de las apuestas comunicacionales interactivas. En la entrevista de Matías Mendez para el portal Infobae, Robles nos brinda una serie de claves fundamentales de su trabajo. Entre ellas, la certeza de que las biografías de cada uno de nosotros transcurren en las redes sociales. Aunque a simple vista implique un cambio radical en nuestra forma de vida, Robles nos recuerda que la vida real se construye de relatos. Un memento de la obra de Paul Ricoeur y su tercer tiempo ficcional. Las redes sociales son espacios confesionales casi compulsivos para la construcción de las identidades de cada uno de nosotros. Somos muchos en uno solo. Estamos ficcionalizados.
Otro cruce fundamental del Social Media es con la literatura. Nuevamente Robles hace visible lo que parece invisible, y es la construcción textual como elemento comunicacional en las redes sociales. Si bien con otros códigos y mecanismos, sea microblogging (Twitter) o posteos en los muros de Facebook o una entrada en un blog personal, todos somos productores de textos. Con esa certeza, Robles se anima a dar vida a Borges, Calvino y Orwell entre otros personajes literarios en el mundo instantáneo y fugaz de las redes sociales.
Esta jugada parte de la estrategia del autor de la recuperación de prácticas que pensamos extintas en el mundo virtual como lo es la figura de lectura. Leemos y producimos textos en un espacio que requiere de mucha creatividad y sobreproducción de contenidos para no desaparecer en el intento de la presencia continua. Porque lo que hoy publicamos o comentamos, mañana perece.
Todo cambia, todo muta y se transforma, en un camino indefectible hacia la desaparición: todos tendemos hacia la disolución nos dice Robles. Así como en la vida real, pasa en las redes.
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Fuente para la nota: Infobae
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